4 SET - 30 NOV

Al cumplir sus 15 años de trayectoria, Artflow Galería abre sus puertas con la muestra GEOMÉTRICA, una mirada por la travesía escultórica y pictórica de Ingrid Rudelman.

Las esculturas que germinan desde la intimidad espacial existente entre la artista y su taller, se convierten luego en protagonistas de salas expositivas y espacios exteriores, donde encuentran su voz propia y naturaleza estética al ser apreciadas por el público.

 Rudelman es una artista escultórica y visual que lleva más de diez años en el intenso trabajo de utilizar la geometría para entender el mundo. Su arduo trabajo implica tesitura física para trabajar con grandes bloques de piedra y mármol; pero además requiere la delicadeza para conocer a profundidad sobre un material geológico a través de su textura,  vibración y calidades.

La artista, cuando no trabaja la piedra, se encuentra soldando y fundiendo láminas que superan las dimensiones humanas; todo esto en el espacio armonioso de su taller. El trabajo no solo es arduo en su materialidad, también es absolutamente manual y físico; su taller no cae en ser un espacio de trabajo; es un espacio de reflexión e intimidad; hay tantas rocas y herramientas como libros, apuntes, diarios y maquetas.

 ¿Qué podemos esperar?

 El acto de disfrutar la obra de Rudelman puede ser sencillo e inmediato y a la vez puede ser complejo y dilatado; y es que sus obras tienen varias lecturas. Se pueden disfrutar desde la pureza de las formas geométricas, esta lectura es la estética inmediata que surge del balance de las líneas y volúmenes tridimensionales. Esta primer mirada es la más esencial, es la contemplación que aparece cuando una geometría artística encuentra su potencial verdadero. Otras lecturas, no menos importantes, aparecen y agigantan la obra cuando se conoce de donde provienen la inspiración de las mismas; muchas son del estudio profundo de movimientos migratorios sociales (obra “Migraciones”), de los patrones naturales, de los encuentros entre cuerpos (obra “Familia”). Esta lectura, más profunda, responde a la necesidad humana de entender; y aquí se convierte en filosofía y espiritualidad.

Sus obras no son “representativas” o figurativas,  sin embargo, son mucho más humanas y verdaderas; son la creación de un lenguaje que la artista ha construido para comprender el mundo. 

Ingrid Rudelman - Vueltas de la vida - Talla sobre mármol - 82 x 86 x 29 cm

Y es que la geometría, en su esencialidad, tiene una profundidad exploratoria que excede la superficialidad de una figura geométrica; más allá de la figura, la geometría es calcular, medir, pesar, angular, nivelar, sustraer, agregar, seccionar; es el práctica de indagar en la materia de las cosas y la atracción en conocer lo desconocido.

Así se puede entender la geometría:

“Como una disciplina que nos ayuda a comprender el movimiento de nuestro propio cuerpo, del universo, de las estrellas (…) en cada aspecto podemos descubrir un principio geométrico, porque cada cosa tiene una geometría intrínseca y si somos conscientes de este aspecto realizaremos un aprendizaje más profundo de cada cuestión” (Baravalle)

Bocetos de la artista

 

Cuando entendemos esta dimensión filosófica en la obra de Rudelman, se advierte que sus obras sobrepasan la finitud del material escultórico y se convierten en testimonios de formas de ver el mundo. El deseo que reside en ellas es el de entender la relación entre las cosas y esto hace que trasciendan su propia materia; que vuelvan a sí mismas de manera perpetua.

 Es obligatorio defender la amabilidad y gracia de Rudelman para poder conversar con las formas y materiales con los que trabaja, como ella misma menciona sobre su quehacer:

“trabajo desde muchos puntos de vista, desde el punto de vista del material, desde el punto de vista de la elaboración y desde el punto de vista de lo lúdico; así como lo que puedo incluso aprender de una pieza. Yo no hago cálculos matemáticos para llegar a una obra. Hago la obra y después me encuentro las formas geométricas.” (Ingrid Rudelman)

 Así, la artista en su taller, construye y deconstruye; construye cuando une un material con otro, por ejemplo una soldadura y deconstruye cuando le sustrae material a un bloque de mármol para envestirla de una nueva forma. Ambos recursos constructivos resuenan con el trabajo del geómetra (estudioso de la geometría) y del matemático:

 “Una prueba o cálculo elegante es aquel que consigue un resultado poderoso con un mínimo de complicaciones irrelevantes” (Weinberg. 1994.)

 Esa galantería del cálculo define las obras de Ingrid Rudelman; su obra resuena en el espacio cuando el movimiento y direcciones de sus geometrías encuentran el mínimo esfuerzo en coexistir entre ellas; es ese sutil balance de existencia matérica e idea es lo que las convierte formalmente en arte.